"La naranja
mecánica" ("A clockwork orange") es una novela del escritor
británico Anthony Burgess publicada en 1962. Se la considera parte de la
tradición de las novelas distópicas británicas, sucesora de obras como
"1984", de George Orwell y "Un mundo feliz", de Aldous
Huxley.
La historia nos presenta a Alex De Large, un adolescente que, junto a sus amigos, comete todo tipo de delitos y transgresiones en nombre de una filosofía de vida adoptada: la "ultraviolencia" . Para Alex y sus amigos no hay límites a la hora de llevar adelante su modo de ver el mundo y de abarcarlo. Robar, hurtar, lastimar inocentes y débiles, buscar insaciablemente el placer sexual, tomar litros y litros de leche con "algo más"...
El mundo y la sociedad son presentados como distópicos ya que en un futuro cercano pero indeterminado las personas demuestran total falta de empatía hacia las demás e, incluso, la "ultraviolencia" es vista como algo normal. Aunque el elemento distópico fundamental de la novela es el infame "tratamiento Ludovico", un mecanismo mediante el cual gracias a exponer al sujeto a estímulos visuales y auditivos, se elimina su mala conducta mecánicamente; generándole al mismo una sensación de malestar agudo intolerable cada vez que tiene algún pensamiento o actitud pecaminosa. Esto produce que la persona que es sometida a este tratamiento ya no será totalmente libre de elegir cómo comportarse. Lo curioso es que Alex, luego de ser apresado por sus fechorías, pide formar parte de este experimento impulsado por un gobierno que busca controlar social y psicológicamente a la población y aliviar las abarrotadas cárceles del país, para obtener la disminución de su condena.
Esta adolescencia que nos presenta el autor genera un quiebre en esa sociedad distópica en un aspecto fundamental: el lenguaje. El léxico "nadsat" ( una especie de deformación del ruso) es usado por este grupo como mecanismo de comunicación, que en parte parece una parodia de la misma y en parte parece un código secreto. En principio, cuando leemos los primeros fragmentos, este lenguaje puede generar confusión; pero en diversas ediciones se han incluido glosarios "nasdat-español" para que esta tarea no resulte tan complicada.
A continuación presentamos un fragmento en el cual Alex y sus amigos, luego de una noche de vandalismo y crímenes, llega a la casa de un escritor y su esposa para seguir dando rienda suelta a su "ultraviolencia".
“La naranja mecánica”, Anthony Burgess
(Editorial Minotauro, 2002)
(En mayúscula las palabras del lenguaje “nadsat”,
al final aparecerá un glosario para su explicación)
Primera parte, capítulo 2:
[…]
Jugamos un rato fuera del centro, asustando a viejos VECOS y CHINAS que cruzaban las calles, zigzagueando detrás de gatos y todo eso. Luego enfilamos por el camino hacia el oeste. No había mucho tránsito, de modo que continué dándole a la vieja NOGA casi hasta el piso, y el Durango 95 se tragaba el camino como espaguetis. Poco después corríamos entre árboles de invierno y sombras, hermanos míos, todo estaba oscuro, y en un lugar los faros alumbraron algo grande con una ROTA que gruñía y mostraba los dientes, y luego gritó y reventó bajo el auto, y el viejo Lerdo en el asiento trasero casi se orina de risa. “Jo, jo, jo”. Luego vimos a un joven MÁLCHICO con una FILOSA, LUBILUBANDO bajo un árbol, de modo que paramos y los saludamos a gritos, les dimos a los dos un par de TOLCHOCOS sin muchas ganas, haciéndolos gritar, y seguimos nuestro camino. Lo que queríamos hacer ahora era la vieja visita de sorpresa. Era la emoción auténtica, buena para SMECAR y sentir el latigazo de lo ultraviolento. Bueno, al fin llegamos a una especie de aldea, y justo fuera de la aldea había una casita separada de las demás, con un poco de jardín. La luna ya estaba bien alta, y pudimos VIDEAR la casita que apareció claramente cuando paré el coche y frené, mientras los otros tres reían como BESUÑOS, y entonces VIDEAMOS que sobre la entrada a la casita se leía “hogar”, un nombre bastante GLUPO. Bajé del auto, ordenando a mis DRUGOS que acabaran las risitas y estuviesen serios, y después de abrir la MALENCA puerta me acerqué a la entrada de la casa. CLOPÉ suave y discreto y no vino nadie, de modo que insistí y esta vez pude SLUSAR unos pasos, y que retiraban un cerrojo; la puerta se abrió unos centímetros, y entonces pude VIDEAR un GLASO que me miraba, y la puerta estaba asegurada con una cadena. -¿Sí? ¿Quién es? – Era la voz de una FILOSA, una DÉBOCHCA joven por el timbre, de modo que dije con lenguaje muy refinado, la GOLOSA de un auténtico caballero:
-Perdón, señora, lamento muchísimo molestarla, pero mi amigo y yo salimos a pasear, y mi amigo enfermó de pronto y se siente realmente mal, y ahora está ahí en el camino, inconsciente y gimiendo. ¿Me permitiría usar su teléfono para llamar una ambulancia?
-No tenemos teléfono – dijo la DÉBOCHCA -. Lo siento, pero no tenemos. Tendrá que ir a otro lado -. Del interior de la casita se podía SLUSAR el clac clac clac claquiti clac clac de un VECO que dactilografiaba, y entonces el ruido se interrumpió y se oyó la GOLOSA del CHELOVECO que decía:- ¿Qué pasa, querida?
-Bueno – dije -, ¿sería tan amable de darme un vaso de agua? Sabe, parece un desmayo, como si hubiese perdido el sentido.
La DÉBOCHCA vaciló un poco, y luego dijo:- Espere-. Se alejó, y mis tres DRUGOS habían bajado en silencio del auto y de acercaron HORROR SHOW furtivos, y ya se estaban poniendo las máscaras, de modo que me puse la mía; y aquí fue suficiente meter la vieja RUCA y soltar la cadena, pues como había ablandado a esta DÉBOCHCA con mi GOLOSA de caballero, ella no cerró la puerta como tenía que haber hecho, pues éramos gente desconocida, que venía de la noche. Los cuatro entramos como una tromba, el viejo Lerdo haciéndose el SCHUTO como de costumbre, dando cabriolas y canturreando SLOVOS sucios, y era una bonita y MALENCA casita, debo reconocerlo. Entramos todos SMECANDO en el cuarto donde había luz, y ahí estaba esa DÉBOCHCA como acobardada, un pedacito de FILOSA con unos GRUDOS verdaderamente HORROR SHOW, y con ella este CHELOVECO también joven, con OCHICOS de montura de carey, y sobre una mesa una máquina de escribir y papeles por todos lados; pero además un pequeña pila de papel que seguramente era lo que ya había dactilografiado, así que aquí teníamos otro inteligente […]:
-¿Qué es esto? ¿Quiénes son ustedes? ¿Cómo se atreven a entrar en mi casa sin permiso? – Todo el tiempo le temblaba la GOLOSA, y también las RUCAS. Le dije:
-No temas. Si en tu corazón, oh, hermano, anida el temor, te ruego lo deseches ahora mismo. –Aquí Georgie y Pete fueron a buscar a la cocina, mientras el viejo Lerdo esperaba órdenes, a mi lado, con la ROTA muy abierta. – Y esto qué es, ¿eh? – pregunté, levantando la pila de la mesa, y el CHELOVECO de la armazón de carey dijo temblándole la voz:
¿Eso es lo que quiero saber. ¿Qué es esto? ¿Qué quieren aquí? Salgan antes de que los eche.
El pobre y viejo Lerdo, con su máscara de Pebe Shelley, SMECÓ entonces ruidosamente y rugió como algún animal.
Un libro – dije -. Usted está escribiendo un libro. – Hablé con una GOLOSA muy áspera.- Siempre experimenté la mayor admiración por los que saben escribir libros. –Luego miré la primera hoja, y tenía escrito el nombre, “La naranja mecánica”, y dije: - Caramba, es un título bastante GLUPO. ¿Quién oyó hablar jamás de una naranja mecánica? […].
El Lerdo largó la vieja música labial, y yo mismo tuve que SMECAR. Así que comencé a rasgar las hojas y desparramar los pedazos por el suelo, y el VECO escritor se volvió casi BESUÑO y se me tiró encima rechinando los SUBOS y sacando las uñas como garras. Era el momento de la acción para el viejo Lerdo, y se movió sonriendo, y haciendo eh eh y ah ah ah apuntó el puño a la ROTA temblorosa del VECO, primero el piño izquierdo y después el derecho, de modo que nuestra vieja DRUGA la colorada – la colorada que brota igual por todas partes, como producida por la misma antigua y gran empresa – comenzó a derramarse y manchó la linda alfombra nueva, y los pedazos del libro que yo continuaba RASRECEANDO. Aquí la DÉBOCHCA, la amante y fiel esposa, estaba como paralizada al lado de la chimenea, y ahora había empezado a largar menudos y MALENCOS CRICHOS, como acompañando la música de los puñetazos del viejo Lerdo. Entonces aparecieron Georgie y Pete, viniendo de la cocina, los dos masticando, aunque con las máscaras puestas; no era necesario quitársela para comer. Georgie con una LAPA fría de algo en una RUCA, y media hogaza de KLEBO y MASLO encima en la otra, y Pete con una botella de cerveza que echaba espuma, y un trozo HORROR SHOW de tarta de ciruelas. Comenzaron a hacer ja ja ja cuando VIDEARON al viejo Lerdo que bailoteaba y descargaba puñetazos sobre el VECO escritor, y el VECO escritor PLACABA que le habían arruinado la obra de su vida, y hacía buu juuu juu con la ROTA toda ensangrentada; pero las risas de Georgie y Pete eran el jo jo jo medio ahogado del que está comiendo, y hasta se podían ver trozos de lo que comían. No me gustó la actitud, porque era sucia y babosa, así que dije:
-Basta de MUNCHAR. Yo no les di permiso. Tengan a este VECO para que pueda VIDEARLO todo y no se escape.
Así que Georgie y Pete dejaron las grasientas PISCHAS sobre la mesa, entre los papeles rotos, y se echaron sobre el VECO escritor, cuyos OCHICOS de armazón de carey estaban rajados pero seguían sosteniéndose, mientras el viejo Lerdo bailoteaba y hacía temblar los adornos de la chimenea (de un golpe los barrí todos, y ya no pudieron seguir temblando, hermanitos), y trabajando con el autor de “La naranja mecánica”, de modo que ahora tenía el LITSO todo púrpura, y soltaba sangre como una clase muy especial de fruta jugosa.
-Está bien, Lerdo – dije -. Ahora, vamos a la otra VESCHE, BOGO nos ampare.
Lerdo se acercó a la DÉBOCHCA, que seguía haciendo crich crich crich, y le sujetó las RUCAS la espalda, mientras yo le desgarraba esto y aquello, y los otros largaban los ja ja ja, y vimos que tenía unos buenos GRUDOS HORROR SHOW, que exhibían unos GLASOS sonrosados, oh hermanos míos, entre tanto yo me sacaba los pantalones y me preparaba para la zambullida. Mientras me zambullía pude SLUSAR los gritos de sufrimiento, y al VECO escritor lleno de sangre que Gerogie y Pete sostenían y que casi se soltaba, aullando como BESUÑO las palabras más sucias que yo conocía y algunas que él estaba inventando. Después de mí era justo que le tocase el turno al viejo Lerdo, y lo hizo resoplando y jadeando como una bestia, sin que se moviera un centímetro la máscara de Pebe Shelley, mientras yo sujetaba a la FILOSA. Después hicimos cambio de parejas, el Lerdo y yo aferramos al baboseante VECO escritor, que ya no luchaba casi, y apenas musitaba algún SLOVO aquí y allá, como si estuviese muy lejos, en el bar donde sirven la leche plus, y Pete y Gerogie tuvieron lo suyo. Luego, todo se serenó, y nosotros estábamos llenos de algo parecido al odio, de modo que CRACAMOS lo que todavía quedaba sano – la máquina de escribir, la lámpara, las sillas – y el Lerdo, como era ya típico en él, apagó el fuego orinando y se disponía a cagar sobre la alfombra, pues por allí abundaba el papel, pero yo dije no. – Fuera fuera fuera – aullé. El VECO escritor y su CHINA no estaban realmente en sus cabales, lastimados, ensangrentados, ya haciendo ruidos. Pero vivirían.
De modo que subimos al auto que esperaba y dejé el volante a Georgie, porque yo me sentía un MALENCO destemplado, y regresamos a la ciudad, y en el camino pasamos por encima de cosas raras que chillaban.
GLOSARIO NADSAT – ESPAÑOL:
VECO: individuo, sujeto
CHINA: mujer
NOGA: pie, pierna
ROTA: boca
MÁLCHICO: muchacho
FILOSA: mujer
LIBULUBAR: hacer el amor
TOLCHOCOS: golpes
SMECAR: reír
VIDEAR: ver
BESUÑO: loco
GLUPO: estúpido
DRUGO: amigo
MALENCA/O: pequeña/o, poca/o
CLOPÉ: golpeé, llamé
SLUSAR: oír, escuchar
GLASO: ojo
DÉBOCHCA: muchacha
GOLOSA: voz
CHELOVECO: individuo
HORROR SHOW: bueno, bien
RUCA: mano, brazo
SCHUTO: estúpido
SLOVOS: palabras
GRUDOS: pechos
OCHICOS: lentes
RASRECEANDO: trastornando, destrozando
CRICHOS: gritos
LAPA: pata
KLEBO: pan
MASLO: mantequilla
PLACABA: gritaba
MUNCHAR: masticar, comer
PISCHAS: alimentos
LITSO: cara
VESCHE: cosa
BOGO: Dios
CRACAMOS: golpeamos, destruimos
ACTIVIDADES:
1.
¿Cuál es el engaño que usa Alex
para ingresar a la casa? ¿De qué forma ingresan él y sus drugos?
2.
¿Qué se encontraba haciendo el
hombre dentro de la casa? ¿Qué título le lama la atención a Alex?
3.
¿Qué comenzó a hacer Lerdo? ¿Cuál
fue la actitud de Gerogie y Pete?
4.
¿Qué hicieron con la débochca?
¿Cómo quedaron ella y su marido?
5.
Transcribir y explicar una frase
del fragmento donde se vea el liderazgo de Alex y otro donde se observe el
desprecio por la vida de él y sus drugos.
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